Adiós a "Radio Uruzgan", la voz del Ejército holandés en Afganistán

Ámsterdam, (dpa) - "Good morning Vietnam". El legendario saludo con el cual el disc-jockey más famoso de Saigón entretenía a las tropas estadounidenses durante la guerra en el país asiático vuelve a estar de actualidad, aunque esta vez se trata de un "good-bye Afganistán", el adiós de la emisora "Radio Uruzgan", que abandona para siempre el polvorín afgano junto a las tropas holandesas.


Aunque "Radio Uruzgan FM" no tenga en sus filas al mítico locutor Adrian Cronauer (Pittsburg, 1938), encarnado -en 1987- por el actor Robin Williams en un film que recrea la labor de la radio para suavizar las heridas de la guerra, su marcha del país se dejará sentir entre la población local, dado que además de en neerlandés, sus antenas también emitían en la lengua local, el pashtún.

Y es que, en cumplimiento de los acuerdos parlamentarios nacionales, Holanda retirará a sus 1.600 efectivos militares en Uruzgan, sur de Afganistán, el próximo 1 de agosto. El repliegue afecta también a la emisora, que hasta la fecha mantenía vinculados a los militares holandeses con su patria además de informar a la población local.

El programa "Buenos días Afganistán" comenzó a emitirse en 2006, coincidiendo con el inicio del despliegue militar holandés en el país centroasiático, en el marco de la misión de la fuerza internacional de estabilización (ISAF) comandada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

No obstante, existen diferencias entre la radio que hacía Adrian Cronauer y "Radio Uruzgan", la "voz de los militares holandeses en Afganistán", como reza su lema al comenzar sus transmisiones casi al mismo tiempo que suena el toque de corneta, a las 06.00 de la mañana, y se produce el izado de la bandera tricolor de los Países Bajos.

Mientras que el programa "Good morning Vietnam" se realizaba siempre desde el propio terreno de batalla, con un estudio improvisado en medio de la selva vietnamita, "Radio Uruzgan" trasmite parte de sus contenidos desde Afganistán y otra parte se coordina desde los estudios centrales de la emisora en Hilversum, en el centro de Holanda.

Hilversum es, precisamente, una especie de "cinecittá" de Holanda (plagada de estudios de radio, televisión y cine), en referencia a los estudios situados en la periferia de Roma, donde entre otros gigantes del celuloide rodó Federico Fellini.

Un locutor cuenta cada día, desde la propia base militar (Camp Holland) anécdotas, bromas o noticias para distender el ambiente y el trabajo en una de las regiones más delicadas de Afganistán, con una fuerte presencia de insurgentes talibanes.

Está previsto que el próximo 29 de julio la emisora se despida de sus oyentes (potencialmente cerca de 4.000, según sus datos) con un programa especial de homenaje a las víctimas mortales holandesas caídas en Afganistán.

El último programa será un día después, el 30 de julio. Según Marten Kooi, uno de los miembros del equipo (apenas un par de locutores y tres técnicos de sonido) se emitirá una retrospectiva de los últimos cuatro años de presencia militar holandesa en el convulso país centroasiático.

"Es nuestro último homenaje a un país y a una población de la que hemos aprendido mucho, y con la cual también hemos sufrido", explica.

Holanda ya tuvo su propio "Vietnam político" en Afganistán. La negativa a la prolongación en un año (hasta 2011), como le pidió la OTAN, de su contingente en Uruzgán, la cuna del mulá Omar, hizo romper en mil pedazos a la coalición de gobierno el pasado febrero y obligó a anticipar las elecciones generales, celebradas en junio pasado.

La población holandesa nunca vio con buenos ojos la presencia de sus tropas en Afganistán. Aunque en principio estaba previsto que sus efectivos se replegaran a fines de este año, la fuerte resistencia de la opinión pública ha conseguido adelantar la retirada.

Las 21 víctimas mortales holandesas, caídas en el transcurso de diversas operaciones en el entorno de Uruzgán, son una pesada losa sobre la conciencia de la población.

Las imágenes de los féretros con los cuerpos sin vida repatriados a Holanda y la tensa emoción de los funerales de Estado han calado en lo más profundo de los ciudadanos holandeses, que suelen compartir, en general, una visión pacifista y ecologista de la vida.

Fuente.: http://www.elpais.cr/articulos.php?id=28938

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