Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que internet, el móvil o el Ipod, no eran moneda común entre la ciudadanía.

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que internet, el móvil o el Ipod, no eran moneda común entre la ciudadanía. Como contrapartida, para solventar la inquietud de algunos por comunicarse con personas ajenas a su entorno habitual, fue proliferando la radioafición, una práctica prohibida en España hasta que fue aprobada por el Gobierno en agosto del año 1983.

Códigos como el clásico ‘corto y cambio’, o ‘Charlie llamando a Búho’ se extendían a través de las onda de 11 metros CB. Ahora, en San Roque, concretamente en la sala de la Juventud del antiguo acuartelamiento Diego Salinas, se rinde homenaje a esta práctica y sus usuarios gracias a la tarea de unos peculiares hermanos amantes de la comunicación. Y el homenaje, cómo no, es comunicativo: mostrar una porción de la historia e instrumentos de la radioafición través de la exposición denominada ‘Cuando éramos piratas y radioescuchas’.

A lo largo de los años, José María Yagüe y sus hermanos, Alejandro y Juan Pedro, han ido acumulando aparatos, revistas, boletines, estaciones de radio y frecuencias hasta completar un museo, denominado CB, que cuenta con 2.500 piezas de gran valor.

Quinientas de ellas se exponen estos días en la localidad sanroqueña para los radioaficionados y curiosos que quieran rememorar tiempos pasados y conocer los entresijos de una afición que, en su día, incluso permitía escuchar las operaciones de los agentes de la Guardia Civil, sin duda un reto para lo piratas de la época, y es que este movimiento nación, en la clandestinidad, en 1958.

Receptores, waljy-talkyes, amplificadores, emisoras completas, así como libros y revistas especializadas pueden contemplarse en la sala por la que ya ha pasado el presidente de la Unión de Radioaficionados Españoles (URE), Diego Trujillo, quién calificó la muestra de «muy interesante».


FUENTE: www.elmundo.es